5.1. …Garifunas en Centroamérica
Los garífunas o “Caribes Negros” son un pueblo de origen y lengua Arawak, que poblaron durante muchos siglos las islas del caribe oriental, especialmente San Vicente y Dominica. Su lucha contra las invasiones de los colonizadores ingleses, franceses y holandeses está bien documentada desde el siglo XVII, cuando fueron evangelizados por misioneros católicos franceses y se sabe que, en alianzas diversas, los habitantes de San Vicente (Yuruméina) consiguieron mantenerse independientes hasta fines del siglo XVIII. Durante todo este siglo, las islas del caribe se transformaron en zonas de plantación de la caña de azúcar, principal producto de exportación de las Américas a Europa, y base económica del sistema esclavista, que forzó a millones de africanos a migrar como esclavos al caribe y a la costa atlántica del continente americano (Coelho 1997).
A fines del siglo XVIII un 90% de la población de las islas del caribe era de origen africano. Así se explica que en el transcurso de la lucha de los indígenas caribes (“garífuna”) por mantenerse independientes del sistema colonial europeo, recibieron muchos negros fugitivos de las plantaciones (“cimarrones”) y otros náufragos, para integrarles a sus comunidades, a su economía y como guerreros defensores contra los cazadores de esclavos.
El último bastión de los caribes independientes era una parte del norte de la isla de San Vicente, donde un importante jefe garífuna, de nombre Santuyé(Chatoyé), en 1795 llamó a todos los hombres a las armas para expulsar, en alianza con algunos colonos franceses, a los ingleses de la isla. En una lucha de más de un año, las tropas francesas finalmente fueron derrotadas y capitularon en junio de 1796. Este hecho precipitó el comienzo de una guerra de exterminio contra los caribes, que culminó en la deportación de los sobrevivientes en abril de 1797 a la isla de Roatán, en la bahía de Honduras (hoy: comunidad de Punta Gorda, Roatán).
Se supone que menos de dos mil garífunas fundaron, a principios del siglo XIX, las primeras comunidades en el litoral de Honduras, en las cercanías de Trujillo, de donde se expandieron rápidamente, por la costa caribeña hacia el norte, hasta llegar en 1802 a La Buga, en la boca del río Dulce (hoy: Livingston, departamento de Izabal, Guatemala). Y más adelante fundando varias comunidades en el Protectorado de Honduras británica (hoy: Belice) y hacia el sur casi todo el litoral hondureño, expandiéndose en el siglo XIX hacia la Laguna de Perlas (“Pearl Lagoon”) de Nicaragua, donde fundaron otras cuatro comunidades (González 1980).
Según los estudios actuales “…el pueblo Garífuna habita la costa caribeña desde Dangriga en Belice hasta la Laguna de Perlas en Nicaragua. La totalidad del pueblo Garífuna alcanza según estimaciones unas 300.000 personas, incluyendo un grupo cada vez más numeroso de emigrantes a los Estados Unidos, principalmente a Nueva York” (Grunberg 2002: )
Pero existen diferencias entre los datos demográficos referentes a la población garífuna en Belice, Guatemala, Honduras y Nicaragua, que demuestran una gran movilidad migratoria y, por otro lado, una deficiencia marcada en la calidad de los censos de población nacionales en Centroamérica. En la última década aumentó el reconocimiento de la multiculturalidad en esta región y con eso también el reconocimiento de la población afrodescendiente (PNUD 2003:32-48).
Según Ghidinelli (1984) y Ellington (1998), que investigaron la territorialidad garífuna en Honduras y Guatemala, el entorno geográfico de las comunidades Garífuna costeras se concentra, para las mujeres, en una franja de tierra hasta aproximadamente 2 Km. tierra adentro, que incluye el barrio con sus viviendas y las “plantaciones” para los cultivos. Muchas mujeres garífunas desconocen el espacio más alejado de la playa, que es centro social y espacio de encuentro con los hombres. Para los hombres, la geografía es al revés, y tiene su centro en el mar, un “territorio” definido y limitado por derechos precisos para la pesca artesanal, la caza de las tortugas y los manatíes, teniendo como lugar de convergencia con las mujeres la playa. En este sentido, la cosmovisión garífuna corresponde a la complementariedad de los géneros, dando preferencia a las mujeres y a la tierra en la vida social y ritual, pero manteniendo un alto grado de movilidad por el lado de los hombres y del mar. Esta división del espacio corresponde a la división de trabajo entre los géneros.
Según el derecho consuetudinario garífuna, estudiado por el abogado garífuna Gerardo Ellington en Livingston, Guatemala (1998), las playas (béyebu) son comunales (de uso público), abarcando más o menos 20 metros mar adentro a partir de la línea de marea alta, disponible para todos los habitantes sin restricción alguna, incluyendo el derecho de atracar a los cayucos y, más recientemente, a las pangas de fibra de vidrio o aluminio. Muy cerca, los pescadores pueden tener sus ranchos privados para cuidar las embarcaciones. Lo que la marea trae a la playa es otro bien público, p. ej. trozos para leña (uátu) o piedra poma (úruwali). El tránsito por la playa es libre y no debe ser obstaculizado por cercos, desechos o por usar jabones etc., para lavar la ropa (por el lado del río). Muy importantes son los lugares sagrados para el “chugú”, la fiesta de las ánimas para los antepasados de un linaje, para el cual se construyen casas propias (dabúyaba). Estos lugares se encuentran fuera del perímetro urbano de los barrios, en el “monte”.
La economía de subsistencia originalmente se basó en cultivos típicos del trópico húmedo que forman, hasta hoy, la base de la dieta alimenticia y a la vez demuestran el origen de la cultura garífuna en la cuenca de los ríos Orinoco y Negro / Amazonas: yuca, plátanos, bananos, malanga, ñame, camote, frijol y arroz. Son, según la tradición, cultivos al cuido de las mujeres, al igual que la preparación de las comidas que exigen, en el caso del casabe, una tecnología complicada de extraer las substancias tóxicas de la yuca amarga. Para las actividades de horticultura se usan tierras comunales. Los huertos no son “milpas”, sino pertenecen al espacio del árabu, del monte. Limpiar la yuca o recoger leña son actividades de las mujeres, para las cuales su usa el mismo término: abéimaha. Una vez que tienen todo amontonado, sean tubérculos o la leña, los hombres (o los adolescentes) se encargan de llevar la carga a la casa para entregársela a las mujeres.
Los hombres son pescadores y complementan la dieta con todas las “frutas del mar”, considerando la horticultura como “asunto de mujeres”. Ellos tienen áreas bien definidas de pesca artesanal en las bahías, isletas y cayos y en las bocas de los ríos. El mar es el lugar preferido para los hombres y nunca llevan a mujeres a la pesca. Oúchaha, muchas veces traducido como “pescar”, en realidad significa recoger, y se aplica tanto para la pesca, como para la recogida de camarones, cangrejos y otros “frutos del mar”, así como la caza de tortugas y manatíes, pero también la recolección de las frutas de los árboles de las playas, como cocos, etc. Es lo que los hombres traen en sus cayucos, de su “territorio”, que es el mar, incluyendo los cayos y las playas.
Lo que hace diferente a los garífuna de los demás pueblos indígenas en Centroamérica es, sobre todo, su organización familiar matrifocal, y lo que los distingue de otros pueblos afrocaribeños, como por ejemplo de los kriol (guióu) es el hecho de que nunca fueron esclavizados, manteniendo una cultura, religión y lengua distintiva y propia.
El término familia en garífuna (idújunu) solamente se refiere a los parientes consanguíneos y como es un sistema matrifocal, no había ningún impedimento cultural de aceptar a los hijos de las relaciones entre mujeres caribes y hombres africanos como “verdaderos garífuna”, lo que causó la transformación racial de los caribes en “caribes negros” durante los siglos XVII y XVIII, sin perder su cultura, lengua y su identidad étnica ancestral.
En la religión garífuna se pueden identificar conceptos fundamentales de una cultura chamánica similar a la de otros pueblos indígenas de las islas del Caribe, pero también influencias de las culturas afrocaribeñas y católicas. Junto con el idioma, son la cosmovisión y la religiosidad el centro de la identidad étnica garífuna actual (Coelho 1997).
Entre los ritos religiosos actualmente vigentes se destacan el belúri (velorio), el amuyedaháni (bañar el alma), y el adügürüháni (danzar para el alma). El velorio se realiza con el cuerpo presente o a ocho días del fallecimiento, pero los otros dos ritos se hacen a pedido, que puede ser transmitido también por los espíritus áhari. El rito más importante, sin embargo, es el chugú o wallagallo, un banquete solemne y acompañado de música, para los antepasados de un linaje. Es la manifestación más concreta y festiva del vínculo fuerte que une al pueblo garífuna con sus antepasados, que están presentes en todas las decisiones de trascendencia para las familias extensas. Tiene lugar en la aldea del lugar de origen del linaje, en donde se construye para tal ocasión una casa (dabúyaba) ritual al estilo antiguo. La finalidad del ritual es la de atraer a los ancestros que están místicamente ligados a la tierra donde la pisaron, tomaron agua y se bañaron. Son precisamente las mujeres ancianas las que preparan y ejecutan este ritual por considerarlas más cercanas al mundo sobrenatural y de mejor memoria para cumplir con las reglas complicadas del rito. Se usan hamacas, maracas, tambores, comida y bebida (hiú, cerveza de yuca) que recuerda a su cultura ancestral. El momento culminante es el rito del ámalihani, cuando los miembros de la familia, por medio de cantos y una danza de rueda en el centro de la casa ceremonial, alcanzan una unión mística con los ancestros (gubida) presentes. Los conceptos del alma y de la convivencia ritual con los antepasados explican también porqué en la cultura garífuna las enfermedades siempre pueden estar ligadas al mundo sobrenatural.
La identidad de los garífunas en Centroamérica tiene actualmente dos raíces: pertenecen a la vez a un pueblo indígena específico y de alta autoestima, y a la comunidad afroamericana, de mucha presencia en toda Centroamérica y en el continente americano. Esta doble identidad no es sentida como contradictoria, sino complementaria, un fenómeno que se repite también en la cultura espiritual y religiosa de los garífunas que, por la regla general, son tan “católicos” como seguidores devotos del ritual de comunicación permanente con los ancestros.
En la actualidad centroamericana se nota cada vez más la importancia de organizaciones étnicas que, como parte de la sociedad civil, defienden los derechos de los pueblos culturalmente diferenciados. La asociatividad afrocaribeña en Nicaragua es todavía incipiente (PNUD 2005: 126-128), pero en otros países ha alcanzado niveles de importancia nacional, como en el caso del país vecino de Honduras.
El líder garífuna Celeo Álvarez (2000), presidente de ODECO (Organización de Desarrollo Étnico Comunitario) presenta una tipología actual de las organizaciones garífunas en Honduras:
-
“ Organizaciones Tradicionales de Base: en este grupo se consideran todas las organizaciones que se dan naturalmente en las comunidades y se rigen por la cultura, costumbres y tradiciones garífunas y surgen alrededor de la construcción de cayucos, viviendas, pesca, agricultura, los cuadros de danzas y consejos de ancianos.
-
Organizaciones Comunitarias con Reglamentación del Estado: los patronatos son las organizaciones más representativas de este grupo, los cuales son afectados casi siempre por las influencias políticas partidistas de turno, sin embargo, en los últimos años han manifestado mayor independencia cuando se trata de defender los intereses de la comunidad, principalmente en lo relacionado con la problemática de la tierra.
-
Organizaciones No Gubernamentales cerradas: estas organizaciones comienzan a surgir en los años ochenta lideradas por garífunas profesionales universitarios. Desarrollan proyectos puntuales con cualquier segmento de la población hondureña, sea ésta garífuna o no. Se dedican más que todo a la venta de servicios profesionales a instituciones nacionales o internacionales que las contratan, tienen un número limitado de miembros y no se permite el libre ingreso de cualquier persona miembro de la comunidad garífuna que lo desee.
-
Organizaciones No Gubernamentales Abiertas: son aquellas organizaciones que trabajan pro las reivindicaciones políticas, sociales, económicas y culturales de la comunidad. Admiten el ingreso de cualquier miembro de la comunidad afrohondureña que desee formar parte de ellas. Dentro de esta misma clasificación se podrían ubicar las llamadas Organizaciones Privadas de Desarrollo sin fines de lucro (OPD´s) que posean estas características.
-
Organizaciones Religiosas: son las organizaciones que nacen al calor de las diferentes religiones que proliferan en las comunidades afrohondureñas, entrando en competencia en la ejecución de proyectos de desarrollo, como instrumento de control sobre los feligreses. Hasta hace unos años, las iglesias no realizaban este tipo de trabajo, pero estas actividades han cobrado mayor énfasis después del Huracán Mitch (por ejemplo la Pastoral Social Garífuna desde 1987).”
5.2. Los garífunas en Nicaragua
Los garífunas llegaron a las costas nicaragüenses a partir del año 1832, aunque tardaron en establecerse en un lugar fijo. En 1860 había ya población garífuna cerca del puerto de Greytown, hacia el sur de Bluefields, y en 1880 los garífunas se instalaron permanentemente en las cercanías de la Cuenca de Laguna de Perlas. Un año después, el líder religioso Juan (John) Sambola fundó allí el que fue el primer poblado garífuna en tierra nicaragüense. Lo bautizó con el histórico nombre de San Vicente. (Idiaquez, 1993)
En aquellos años, la Reserva de la Mosquitia, que tenía en Bluefields su capital, era prácticamente un enclave de compañías norteamericanas (madera, oro, banano, caucho). La histórica hegemonía comercial de los ingleses había pasado a manos norteamericanas y ya en 1880, entre el 90 y el 95% del comercio de la región estaba en manos de inversionistas estadounidenses. (PNUD 2005).
Los kriols -mezcla de africanos, europeos y amerindios- fueron el grupo étnico más cercano a los nuevos amos de la Costa y pronto el inglés kriol se convirtió en la lengua franca de la zona. El auge de los creoles iba a la par del descenso de la hegemonía política y económica de los mískitos. Su alianza con los ingleses había sido la clave del poderío del pueblo mískito, muy hegemonista, lo que obligó a otros grupos, como los garífunas, a asimilar el idioma Kriol o miskitu. Estas tensiones entre las etnias, relacionadas con los cambios sociales y económicos en la Costa, impidieron a los garífunas asentarse establemente a su llegada a Nicaragua. (Idiaquez, 1993).
De igual manera menciona Idiáquez que el Walagallo se convirtió en el centro de la vivencia religiosa del pueblo garífuna. Es también el alimento de su resistencia histórica. En la comunidad se expresa una insistencia por mantener el Walagallo, y argumentan los comunitarios que “algo anda mal, por esa razón se debe realizar esta ceremonia, separando todas las diferencias que pueden haber en la familia”. En este momento, la unión familiar y la fe en Dios y los ancestros es importante para la curación del enfermo o de la enferma. Los tambores garífunas hoy, en Nicaragua, están siendo usados en algunas iglesias de la comunidad. Para mí es un indicador importante de la identidad cultural de los garífunas de Orinoco, porque éste ha sido uno de los instrumentos que anteriormente habían sido prohibidos por las iglesias.
5.3. La comunidad de Orinoco
El señor John Sambola, conocido como “Baba John”, abuelo John por la comunidad garífuna nicaragüense, fue originario de la comunidad de Sangirlaya, de la Costa Norte de Honduras (testimonio de difunto Francisco Sambola en, Documental Walagallo. Facoll-Alegria Eric, 2002). John Sambola fundó la comunidad de Orinoco en 1912. Orinoco es la comunidad garífuna de mayor población, y es considerada como la “capital garífuna” en Nicaragua.
La gran mayoría de sus habitantes hablan kriol y español: muy pocos habitantes hablan en su propia lengua, la lengua garífuna. En el año 2007 quedan cuatro personas en la comunidad que pueden hablar garífuna sin mayores problemas. Cinco personas lo entienden casi en su totalidad, pero no lo hablan. Se promueve un proceso revitalización de la lengua, y se encuentran niños y niñas con una profesora garífuna que hacen el esfuerzo por aprender su idioma. Ellos se pueden comunicar en oraciones básicas.
Orinoco está ubicada en el municipio de Laguna de Perlas, y se encuentra aproximadamente a 30 minutos en panga rápida de la cabecera municipal. La principal actividad en la comunidad es la pesca, con un aumento significativo en la agricultura. Según los datos de los diagnósticos realizados en Orinoco, cuenta con un total de 1,441 habitantes, quienes habitan en 154 viviendas. (CBA 2003).
La atención a la salud en Orinoco se puede considerar también como aceptable en la actualidad. Existe un centro de salud en estado regular en el que brindan atención médica un doctor, una enfermera, una brigadista de salud y dos parteras. También existe presencia de AMC, que apoya a la comunidad y al centro de salud con el establecimiento de una farmacia en la comunidad, con los medicamentos básicos para las enfermedades más comunes (CBA 2003).
Las enfermedades más frecuentes son la malaria, diarrea, enfermedades respiratorias, parásitos y otras, principalmente por la poca aplicación de los conocimientos preventivos. La principal fuente de agua son pozos, a los cuales no se les está dando el debido tratamiento, aunque la comunidad cuenta con brigadistas de salud con una serie de capacitaciones para el monitoreo y mantenimiento de la calidad del agua. Sin embargo, no cuentan con los equipos necesarios para realizar estas actividades. También cuentan con un área de alto potencial para obtener agua de consumo. (CBA 2003).
Según los comunitarios, la cantidad de los medicamentos que llegan al centro de salud de la comunidad no es suficiente, pero la adquisición de los mismos por otros medios y a precios favorables se da en la farmacia de AMC.
Por otro lado, el uso de la medicina tradicional para la atención de ciertas enfermedades, como lo hacen algunos comunitarios, es frecuente. Sin embargo, la aplicación de los conocimientos tradicionales podría tener mayor impacto si se elabora un plan sistemático de promoción de este tipo de medicina, y si su uso se hiciera en buena coordinación, y con la participación del MINSA, el Centro de Salud de Orinoco y organismos no gubernamentales como el AMC.
5.4. Servicios sociales en Orinoco
La educación se da principalmente en el contexto de la socialización de los niños y niñas en la familia extensa del linaje y en la comunidad. En segundo lugar vienen los establecimientos educativos del estado.
Orinoco cuenta con una primaria completa incluyendo el preescolar y una escuela secundaria a la cual asisten los jóvenes y adolescentes de Orinoco y las comunidades cercanas. De los 17 maestros que tiene la comunidad, 11 son normalistas y 6 empíricos; no hay maestros profesionales. Los maestros son originarios de la comunidad y brindan educación bilingüe. (CBA 2003).
En las Regiones Autónomas de Nicaragua, la educación primaria y secundaria está en un proceso de regulación académica a la realidad multi e intercultural costeña a través del Sistema Educativo Regional (SEAR), constitutivo del sistema educativo nacional, y por el programa de educación intercultural bilingüe, EIB. A favor de la importancia del SEAR argumenta un notable educador de la siguiente manera (PNUD 2005):
“Sin un sistema de educación de calidad diseñado por nosotros y manejado por nosotros, que incluya un fuerte sistema de valores que preserva las mejores prácticas de nuestros ancestros, tales como lo sagrado de toda forma de vida, la vitalidad de la comunidad y la armonía con nuestro ambiente, en combinación de la base sólida de la ciencia y las humanidades, sin un sistema de esa naturaleza y con el control debido, no tenemos posibilidad alguna de construir un mejor modo de vida para nuestro pueblo que asegure el éxito del proceso de autonomía” (Hooker 2004:14).
Se considera que los garífunas son el grupo más populoso y cohesionado entre la población negra de América Central. Su unidad cultural se fundamenta en su propia lengua, vital en los mecanismos de comunicación en los rituales a los ancestros. Las canciones, la danza y la historia son importantes para mantener una relación con el pasado.
Los garífunas de Nicaragua han sido fieles a sus tradiciones, pero también fueron parte de la “criolizacion” de los grupos que habitan en la cuenca de Laguna de Perlas. Adaptaron algunas costumbres kriols y el manejo del inglés. Evidentemente, la reincorporación y la obligatoriedad de la enseñanza del español también contribuyó a la pérdida del idioma, constituyéndose como una parte sustancial del proceso de distorsión de la identidad garífuna. El idioma puede ser considerado como el “motor de la cultura”. A finales de la década de los setenta, ninguna persona menor de 34 años hablaba garífuna, los que podían hacerlo no hablaban con regularidad y tampoco los ancianos lo hablaban en solitario. Con una gran carga de nostalgia, se empezó a sentir la pérdida de la cultura garífuna debido a la migración de la gente joven a Bluefields, Costa Rica, Estados Unidos y Managua. Y por otro lado, la llegada de los mestizos a través del río Wawashang.
Los garífunas actuales se sienten más fuertes que aquellos de 1978, porque han visto la pérdida de su idioma en un proceso que quieren y pueden revertir. La identidad garífuna está en camino de fortalecerse por vocación de apertura y reencuentro entre los jóvenes y adultos. La organización comunitaria y la participación en diversas acciones de rescate cultural son vitales para contribuir a la identidad étnica, una identidad que está en buscar la mejor forma de vida para todos (PNUD 2005).
Un pueblo que ha sido testigo de la pérdida del idioma y de otros elementos importantes de su cultura tiene que exigir del estado un sistema educativo diseñado desde la Costa Caribe que incluya la enseñanza de cada pueblo de la costa en su propia lengua, como parte importante del proceso autonómico. La lengua, música y danza garífuna fueron declaradas patrimonio cultural de la humanidad, significando un esfuerzo por rescatar y revitalizar la cultura garífuna desde la comunidad. Sería necesario que desde el Ministerio de Educación se hiciera una revisión de la enseñanza y de la educación bilingüe que se imparte en la Costa Caribe.
Para situar el tema de la salud entre los garífunas, hay que basarse en su cosmovisión y religiosidad específicas. Según el estudio realizado en la comunidad garífuna de Livingston, Guatemala, por la médica garífuna Gloria Castillo (2004),
“…el chamanismo es una técnica psicológica institucionalizada entre los garífunas, puesta en práctica por el buye (chamán, curandero, adivino) según las pautas de la tradición cultural, con el objeto de reajustar el equilibrio psíquico colectivo e individual frente a las adversidades sufridas. El buye logra sus poderes espirituales sólo a través de una larga y ardua iniciación, hasta lograr ser intérprete humano poseído por el espíritu auxiliar. A esta posesión se le llama "estado de trance". Durante el trance se puede descubrir las causas de la enfermedad. El buye interviene sólo si la enfermedad es considerada de origen sobrenatural y cura mediante el rezo y el soplo con tabaco”.
Sin embargo, la curación espiritual puede ser complementada también con el uso de la herbolaria, como lo describen Nancy González y Gloria Castillo (2003: 678):
“En el centro de las prácticas curativas hasta hoy se encuentra el búye que puede ser hombre o mujer y que literalmente significa alguien que revela. Es la principal figura del culto garífuna y desempeña varias funciones. Dirige los ritos mayores, es adivino y curandero, selecciona y entrena a los candidatos de chamán. Los curanderos-médicos (surúsie) son aquellos que conocen las cualidades medicinales de las hierbas (yerberos) y además curan las mordeduras de serpientes”.
Según otro estudio sobre la cultura garífuna en Belize, el concepto del alma incluye tres aspectos diferentes que corresponden a tres partes:
1.- anígi es la fuerza vital situada en el corazón y se deshace inmediatamente después de la muerte. Se manifiesta con el latido del corazón, la pulsación de las arterias, la respiración y el calor del cuerpo. Se evidencia también en las venas de la cabeza del recién nacido el que tiene que ser protegido contra ataques externos por medios mágicos. Pasada la infancia pierde importancia su cuidado especial.
2.- wani tiene su sede en la cabeza y es considerado inmaterial y deja el cuerpo inmediatamente después de la muerte. El wani fue identificado después de la conversión al catolicismo de los Garífuna con el alma de conceptualización cristiana. Se cree que el wani no es perceptible a los sentidos y que por tanto no puede ser conocido por los vivos.
3.- áfurugu es un cuerpo astral que reproduce la forma material de la persona en todos los detalles, pero compuesto de una sustancia semejante a las entidades sobrenaturales (“espíritus”). A veces se le equipara con el ángel de la guardia. Durante la vida de una persona está ligado a su cuerpo físico y su eventual ausencia conlleva consecuencias terribles para la salud de la persona.
El áfurugu es intermediario entre el mundo sobrenatural y las realidades cotidianas y tiene la facultad de discernimiento y de clarividencia para percibir amenazas y peligros. Avisa a la persona a través de signos, que a veces no son tan claros y tienen que ser interpretados con el auxilio de un viejo o de un chamán (buye).
Frente a un peligro imprevisto el áfurugu puede desprenderse del cuerpo dejando a la persona en un estado de estupor, que puede ser prolongado. Es también un “alter ego” cuya ausencia prolongada puede causar la muerte y/o la pérdida de las facultades mentales de la persona. Si se ausenta durante el sueño puede ser captado por un gabiaraháditi (curandero, también hechicero) con consecuencias similares. Una persona nerviosa y fácilmente irritable tiene un áfurugu “débil” y tiene que cuidarse para no perderlo. Entre los espíritus que conviven con los hombres son los ancestros (gúbida) de primera categoría y se les equipara con los ángeles.
Las enfermedades se originan por haber olvidado a un antepasado muerto, por espíritus malignos, por brujería o por accidentes. Sáditi se llaman las enfermedades naturales y anógoti las de origen sobrenatural. (Cohen 1984: 16pp).”
Los Garífunas generalmente recurren al personal médico de formación universitaria, pero si sus curaciones fallan, entonces interviene el buye. Las curaciones consisten en baños de hierbas o de infusiones, cantos de mujeres y masajes de especialistas.
Ellos ayudan también a investigar las causas de las enfermedades, a recetar los remedios adecuados, a deshacer las trampas de los enemigos aliados a los hechiceros y a dar amuletos de fuerza mágica. Hay además varios espíritus causantes de enfermedades (González/Castillo 2003), algunos de ellos son:
-
“mafia (“señores de la tierra”): vagan por milpas y bosques y son atraídos por mujeres, especialmente cuando son excitados por el olor de la sangre menstrual. Causan trastornos mentales, accidentes domésticos;
-
susia: un espíritu femenino que puede ser nocivo a los jóvenes, acercándose como mujer bella que se transforma en una vieja fea y si asusta al áfurugudurante mucho tiempo, puede tener consecuencias fatales;
-
úmê: espíritu en forma de pequeños niños que normalmente son invisibles y pueden causar enfermedades a niños, sobre todo erupciones cutáneas y convulsiones.
-
ügürio: entidades malignas con apariencia de pequeños animales que afligen a las mujeres y se transmiten por el linaje femenino. Piden comida y si no se les atiende pueden causar accidentes domésticos, etc.
Entre los sistemas de curación por medios mágicos se destacan oraciones, iñári (collares protectores), reliquias de santos, amuletos hechos por el búye,hechizos amorosos (uayáru) etc”.
En Orinoco existe un servicio de salud básica de consulta médica general: las enfermeras y las personas que limpian son de la comunidad y los médicos son estudiantes de medicina del pacífico. Existe una herencia del uso de medicina tradicional, aprendido por la experiencia y sabiduría local que está completamente relacionado a los ancestros y a los recursos naturales.
5.5. Agricultura, pesca y ganadería
Los sitios de trabajo de la comunidad de Orinoco están vinculados con la actividad que realizan, entre la pesca, la caza y la siembra de diferentes cultivos.
La producción agrícola en Laguna de Perlas es principalmente de raíces y tubérculos, frutales (piña), musáceas y granos básicos en cantidades moderadas. La producción agropecuaria de la comunidad de Orinoco, por lo general, es equilibrado entre el consumo interno y el mercado local, aunque en algunos casos prevalece el primero. La siembra promedio es de media manzana por productor. La actividad agropecuaria en esta comunidad se realiza la siembra de primera. La actividad de la siembra se realiza siempre tomando en cuenta el movimiento de la luna y el tiempo en que se acercan las lluvias, lo que llaman “spring time”. El destino de la producción total de la comunidad es para el autoconsumo y el mercado local.
La laguna ha sido ocupada como sitio de pesca para la mayoría de los pobladores de Orinoco. En esta comunidad hay temporada de pesca para niños y niñas, mujeres y hombres.
En relación al calendario de pesca, la informante CC contó que los meses de enero, febrero y marzo son difíciles. En mayo, junio, julio y agosto la pesca se realiza con trasmallo. En los meses de septiembre, octubre y noviembre se da la pesca de camarones y la pesca con anzuelo. El mejor tiempo para pescar es el tiempo conocido como “morning time” a partir de las 5:00 am. Según la sabiduría local, los peces se mueven con la luna.
Durante mi estadía en la comunidad pude observar que en los meses de enero los niños y niñas pescaban jaiba y decían que era la temporada de jaiba. En el mes de febrero comenzaron a sacar camarones, se escucha a los comunitarios decir “shrimps pop up” lo que significa que aparecieron los camarones.
La pesca de jaiba es considerada una actividad de los niños y niñas, la pescan y después la cocinan. Los adultos no lo ven como actividad económica y tampoco como alimento suficiente para comer. Si alguien quiere comprar jaiba se pesca y se vende, pero no es costumbre que toda la familia se involucre en esa actividad.
La pesca con anzuelo es la pesca a la cual se dedica toda la comunidad, entre mujeres, hombres, niñas y niños. En la actualidad son las mujeres quienes mayormente pescan con anzuelo y de igual manera ellas participan en la pesca de camarones. La pesca con trasmallo es la actividad que mayormente hacen los hombres. Considero que la pesca no es una actividad exclusiva del hombre, como en el caso de Guatemala, sino una actividad comunitaria rotatoria: los miembros de la familia pescan según la temporada.
La Laguna de Perlas es la principal área de pesca para los garífunas de Orinoco, porque la comunidad está ubicada a la orilla de esta laguna, en la que desembocan varios ríos y a la cual también entra el mar.
En la comunidad garífuna de Nicaragua la laguna es el elemento de mayor importancia para la pesca, porque sus pobladores viven principalmente de la pesca que realizan en ella. En ésta comunidad son pocas las familias que tienen lanchas y que salen a pescar al mar.
En la temporada de peca de camarones, niños, niñas, hombres y mujeres participan en esta actividad que se realiza con dos o más personas: la persona que tiene el rol del cayuco y la que maneja la red para sacar los camarones, conocida como “red de camarones” que es manual.
5.6. Conflictos latentes del territorio garífuna
Es importante mencionar que existe una confrontación latente que de alguna manera afecta la vida de todas las comunidades del municipio de Laguna de Perlas, de la cual derivan roces históricos entre las comunidades de Orinoco y Tasbapaunie por la hegemonía del territorio de Orinoco. Es elemental rescatar el hecho de que estas dos comunidades, en la década de los ochenta, tenían fuertes diferencias políticas durante el proceso de la revolución.
La invasión se está dando por personas que se dedican a la explotación ilegal de la madera, y a la conversión de los bosques comunitarios en pastizales para ganadería. Este fenómeno, comúnmente conocido como el avance de la frontera agrícola, se ha, más o menos generalizado, en toda la Costa Atlántica en los últimos años, provocando una degradación paulatina de los extensos y variados ecosistemas naturales de la región (Bradford 2002).
En la visita a los sitios de trabajo de la comunidad de Orinoco, se observaron lugares con mayor ocupación de mestizos que de garífunas. Los informantes decían que en Job Creek, un sector que fue cultivado por la familia Zenón desde hace mucho tiempo, y que fue titulado en 1968, trabajan actualmente solo tres familias garífunas. En Job Creek viven familias mestizas y hay una trocha de comunicación entre los asentamientos de los mestizos, que se conoce como la trocha entre Pedregal, el Río Patch y Pueblo Nuevo Wawashang. Todos los caños o creeks en los que trabajan los garífunas cuentan con la presencia de mestizos, lo que provoca tensión en algunos casos, como por ejemplo en Liado Creek. El informante SG decía:
“…algunas de estas personas son agresivos y no tienen respeto. Eso es preocupante, antes se trabajaba en paz en un ambiente de trabajo.”
Otro caso es el de la laguna, porque en algunas ocasiones los pescadores de Orinoco han sido insultados y despojados de algunas áreas de pesca, como por ejemplo Top Lock Lagoon. Los comunitarios de Orinoco no conciben la laguna como una propiedad de la comunidad, sino como un área de uso común para todas las comunidades que viven alrededor de ella. Existe una resolución del Consejo Municipal sobre el uso y protección promovido por los pescadores del municipio de Laguna de Perlas.
Estas son algunas razones por las cuales se recomienda, como tema de estudio para el futuro, un análisis comparativo entre la comunidad garífuna de Orinoco y la comunidad miskita de Tasbapaunie. Los líderes de Tasbapaunie afirman que la comunidad de Orinoco y sus áreas de siembra están asentadas sobre sus territorios, y los líderes de Orinoco lo niegan rotundamente.
Existe un peligro de conflictos con vecinos que tienen una cosmovisión diferente y tratan de invadir tierras comunales indígenas para usarlas para la ganadería extensiva, lo que se suele llamar expansión de la frontera agrícola-ganadera (PNUD 2005), lo que afecta también a la comunidad de Orinoco.
Este problema ha sido estudiado por la antropóloga Rita Trautmann (2004) en la comunidad de Iriona en Honduras, llegando a la siguiente conclusión:
“Los garífunas según el artículo 169 de la OIT son dueños de la tierra; sin embargo las tierras y más que nada las no cultivadas son tomadas por los inmigrantes ladinos. Para no perder sus terrenos y a la vez tener más ingresos algunas mujeres de la comunidad Punta Piedra se organizaron para cultivar la tierra en conjunto. En el transcurso de la vida del grupo “Lucha de Mujeres” las mujeres se vieron enfrentadas con diferentes delitos por parte de la población ladina, como robos de sus cultivos, etc. Las mujeres intentan solucionar estos problemas legalmente, a pesar que el estado no tiene mucha presencia en esta zona ni toma mucho interés en este asunto.”
5.7. La comunidad y su organización social
La comunidad de Orinoco presenta un sistema institucional de cooperación y de organización comunitaria, estructurado alrededor de un bien común articulado en sus reivindicaciones históricas como un pueblo. En este modelo la institucionalidad se basa en la familia y, en un concepto más amplio, en la comunidad. Las relaciones y vínculos sociales incluyen los establecidos como miembro de la comunidad y las relaciones de familias extensas y las relaciones comunitarias, en menor escala.
Esto nos lleva a abordar el tema del bien común, el cual es como un elemento articulador y organizador del sistema de cooperación comunitaria, es incluyente y se rige por el principio de igualdad y equidad social que contribuyen a fortalecer las relaciones asociativas basadas en la confianza, la solidaridad, reciprocidad y pertenencia. La búsqueda del bien común también está ligada a la protección y el uso adecuado del patrimonio y ecosistema que garantiza la reproducción económica, social, cultural y de la comunidad (PNUD 2005).
Según el Informe de Desarrollo Humano de la Costa Caribe de Nicaragua de PNUD 2005, publicado por Naciones Unidas, el bien común se deriva de principios y valores que regulan el orden social comunitario: totalidad, autoridad, solidaridad, subsistencia, respeto mutuo, armonía, consenso y reciprocidad. Estos valores alimentan y fortalecen un incipiente capital social comunitario que constituye un sistema normativo institucionalizado, que opera como un código ético debidamente sancionado a través de premios y castigos. El respeto y la unidad son elementos trascendentales en este sistema.
En la comunidad de Orinoco la autoridad tradicional principal es el juez. Los líderes locales son los responsables del cumplimiento y respeto hacia esas normas e intervienen cuando la trasgresión a los principios y normas afectan al orden social comunitario.
El liderazgo de la comunidad, que vela por este bien común y las relaciones humanas y espirituales de la comunidad, se debilita cada día más y las transgresiones y divisiones intra- e interfamiliares o entre vecinos en la conducta cotidiana de los comunitarios aumentan por razones diversas. Esto altera las normas de la ética comunitaria. Según el juez comunitario, él no conoce un reglamento interno escrito de la comunidad. Manifiesta que siempre se habla de un reglamento escrito pero él lo desconoce y así mismo el gobierno comunitario: el coordinador del gobierno comunitario anterior no entregó el supuesto documento al nuevo gobierno comunal. Podemos decir que las normas comunitarias no están escritas, sino que siguen por tradición oral.
Por tanto, en la comunidad se aplica la justicia apegada a las costumbres y tradiciones y a la ley positiva. Además, manifestó mi informante, los comunitarios claman por la ley positiva, piden cárcel por castigo y cada día quieren menos mediación, aunque la mediación pudiera beneficiar a ambas partes promoviendo una cultura de paz.
5.8. Práctica de justicia comunitaria
Como consecuencia, el principio de unidad comunitaria se debilita. De acuerdo a mis informantes, la comunidad no está actuando con decisiones de mayoría, lo que es preocupante, porque la comunidad no cuenta con instancias organizadas que pudieran intervenir directamente en las decisiones que se toman. Las decisiones comunitarias son tomadas por las familias extensas de la comunidad o los partidos políticos que intervienen a través de estas familias.
Trautmann (2004), en su estudio sobre una comunidad garífuna en Honduras, observa lo siguiente:
“Los valores culturales como respeto mutuo impiden que la gente trate abiertamente puntos críticos o conflictivos para mantener dicha armonía, lo cual limita el desarrollo de una organización o de una comunidad. Por ejemplo las mujeres nunca han reclamado abiertamente el apoyo de la comunidad o han criticado la falta del mismo. Este fuerte respeto mutuo también crea resentimientos entre las personas, que obstaculiza un buen funcionamiento y la unidad de organizaciones o comunidades. Esto podría ser una razón por la falta de apoyo por la comunidad.
Otra razón podría ser que las mujeres, por ser las responsables de cuidar y mantener los hijos/as y ser las encargadas del cultivo de la yuca y otros cultivos, tienen una perspectiva más hacia el futuro que los hombres. La agricultura también requiere esta perspectiva porque siempre se trata de invertir un tiempo antes de cosechar. En la actividad principal de los hombres - la pesca - no es así. Por el trabajo en los botes pesqueros la mayoría de los hombres no tiene una vida estable en las comunidades, muchos están meses afuera. Como muchas mujeres no tienen con quién compartir los gastos para sus hijos/as, para ellas la fuente de ingresos más importante es la agricultura, por eso para ellas la tenencia de la tierra es esencial para su existencia, más que para los hombres.”
Es evidente que el tema de los partidos políticos ha sido uno de los temas que ha dañado la unidad familiar entre los garífunas de Orinoco. Por tal razón, el dominio de las familias extensas en los partidos políticos que existen en la comunidad, influye mucho en el proceso de toma decisiones de la comunidad (informante F).